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22.3.14

Un diccionario que no es sagrativo ni una serendipia

El lema de la Real Academia Española.

 En octubre se publicará la 23.ª edición del DRAE, con palabras que se van, otras que llegan y algunas polémicas. 

Quizá muchos no conocen y, por tanto, nunca usaron el adverbio de modo sagrativamente, que significa ‘con misterio’. Ni el adverbio de lugar dalind, que es ‘de allá’. Ni el sustantivo bajotraer, que es ‘abatimiento, humillación, envilecimiento’.
Esas palabras figuran aún en el Diccionario de la lengua española, pero no lo estarán cuando salga la 23.ª edición del DRAE, en octubre, porque ellas están entre las 1.350 supresiones que se realizaron de la obra editada en 2001.
Como contrapartida, entre las 6.000 nuevas que tendrá la 23.ª edición del DRAE se incorporan palabras como bótox, ‘toxina bacteriana utilizada en cirugía estética’;  dron, ‘aeronave no tripulada’; hipervínculo, ‘enlace’, y pilates, ‘método gimnástico que aúna el ejercicio corporal con el control mental, basado en la respiración y la relajación’. Y también americanismos, como jonrón, del inglés home run, muy utilizado en países de América con gran afición al béisbol.
Según la página web de la Real Academia Española (RAE), www.rae.es, el nuevo diccionario tendrá 2.400 páginas y se editará en un solo tomo. El número de artículos ascenderá a algo más de 93.000, unos 6.000 más que los incluidos en la 22.ª edición y más del doble de los aparecidos en el primer diccionario de uso de la RAE, publicado en 1780.
En total, el Diccionario recogerá cerca de 200.000 acepciones, entre ellas 19.000 americanismos.
Las enmiendas superan las 100.000, sobre un total de 45.300 entradas, y las supresiones de artículos serán aproximadamente 1.350. “Estos datos pueden experimentar ligeras variaciones en el proceso final de diseño y maquetación, que comienza ahora”, aclara la RAE, refiriéndose a la entrega que realizó la Academia del contenido de la obra a la editorial Espasa, el 14 de marzo, para su impresión. 
Algunas de las enmiendas se corresponden con pedidos de organizaciones sociales, que exigen que se excluyan términos con cargas peyorativas, desde las étnicas, como judiada (‘acción mala, que tendenciosamente se consideraba propia de judíos’), a las físicas, como sordomudo.
Una organización uruguaya había solicitado el año pasado a la Academia Nacional de Letras (ANL) de ese país la supresión, por discriminatorias, de locuciones como caliente como negra en baile y trabajar como un negro. Pero, como dice Ricardo Soca, en elcastellano.org, la función del diccionario “no es determinar qué palabras se pueden decir ni lo que deben significar, sino la de describir –con la fría objetividad con que un entomólogo lo hace con un insecto o un astrónomo con la trayectoria de un cometa– la lengua tal como es hablada en una comunidad”.
“Una palabra o una expresión no pueden ni deben ser retiradas de un diccionario porque sean feas, ofensivas o discriminatorias. El lexicógrafo que lo hiciera estaría desempeñando mal su trabajo puesto que, si están allí, es porque los hablantes las emplean y la prensa y los escritores las reproducen. Lo que corresponde en estos casos es recurrir al uso de marcas lexicográficas que indiquen al lector del diccionario que un vocablo o una expresión son ‘discriminatorios’, ‘ofensivos’ o ‘vulgares’”, aclara Soca.
Por ese motivo, los términos judiada y sordomudo se mantendrán en el nuevo DRAE. En otros casos se le añade la palabra “malsonante” o “vulgar” a ciertas voces rodeadas de controversia social, como mariconada: 1. f. coloq. malson. Acción propia del maricón. Y maricón: 1. m. vulg. Varón afeminado u homosexual. U. t. c. adj. 2. m. U. c. insulto grosero con su significado preciso o sin él.
Algo similar a la demanda uruguaya ocurrió con un planteo formulado por la defensora del Pueblo española, Soledad Becerril, que le pidió a la RAE que cambie las acepciones de los vocablos gitanada y gitano, por discriminatorias. Se trata de la cuarta acepción de gitano: ‘que estafa u obra con engaño’. Y de gitanada como ‘adulación, chiste, caricias y engaños con que suele conseguirse lo que se desea’.
En cambio, sí se eliminan acepciones sexistas como ‘débil, endeble’ en femenino y ‘varonil, fuerte, enérgico, en masculino, y en huérfano, ‘dicho de una persona de menor edad: a quien se le han muerto el padre y la madre o uno de los dos, especialmente el padre’. Aunque  el director del DRAE, Pedro Álvarez de Miranda, subraya que esas acepciones en desaparecen porque dejaron de ser “definiciones veraces”.
Como dice Tereixa Constenla, en El País, “seguramente el diccionario más políticamente correcto” de la historia de la RAE fue el primero, publicado entre 1726-39, “cuando la corrección política no existía. En su prólogo, los autores avisaban de que se habían omitido ‘todas las palabras que significan desnudamente objeto indecente’. Básicamente, nada de sexo”.  
Ahora, los lexicógrafos “se han liberado de tabúes” y son las organizaciones sociales las que exigen la supresión de palabras por considerarlas hirientes, ofensivas o discriminatorias. “Hay que procurar no herir la sensibilidad de nadie pero la lexicografía no puede hacer dejación de su responsabilidad, que es consignar lo que en la lengua existe”, señala Álvarez de Miranda, responsable desde 2011 del DRAE.
“El lexicógrafo que recoge en un diccionario la palabra maricón no es homófobo. Esa palabra existe”, afirma el académico. En todo caso, el problema está en la comunidad de hablantes que usa esa palabra para herir, ofender o discriminar.

Serendipia

Entre las nuevas 6.000 voces registradas en la 23.ª del DRAE, figura serendipia, ‘hallazgo valioso que se produce de manera accidental o casual’. El término deriva del neologismo inglés serendipity, acuñado por Horace Walpole en 1754, a partir de un cuento tradicional persa llamado Los tres príncipes de Serendip, en el que los protagonistas, príncipes de la isla Serendip (el nombre árabe de la isla de Ceilán, la actual Sri Lanka), solucionaban sus problemas a través de increíbles casualidades. El descubrimiento de la penicilina fue una serendipia.

"Argentinada"

Unos 19.000 americanismos fueron registrados en la nueva edición del Diccionario de la lengua española, que será publicada en octubre. “Queremos que sea el diccionario de referencia para todo el mundo. Se nos criticaba que en el lenguaje del deporte estaban sobre todo representados los de España y en esta edición hemos introducido términos americanos”, explicó, a modo de defensa, el secretario de la Real Academia Española (RAE), Darío Villanueva.
Sin embargo, el director de la Academia Argentina de Letras (AAL), José Luis Moure, se quejó de la poca cantidad de argentinismos incorporados en el diccionario académico. “No encuentro razones para que no se incorporen todos […] Me parece una inconsecuencia que la RAE seleccione nuestro vocabulario e incluya en el Diccionario regionalismos peninsulares [de España] minúsculos y deje fuera términos empleados por millones de hablantes. Se trata de una discriminación que no está claramente explicada”, dijo Moure, en una entrevista con la revista Ñ y que reproduce elcastellano.org. 

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