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8.1.14

Nuestra palabra del año


 En España, eligieron escrache. Para los editores del Diccionario de Oxford, el vocablo de moda de 2013 fue selfie. ¿Cuál es el término para los argentinos? 

Escrache fue elegida como la palabra de 2013 por parte de la Fundación del Español Urgente (Fundéu), en función  de las recomendaciones diarias de la entidad o de las respuestas a las consultas recibidas durante el año pasado. Se trata de un término importado de la Argentina que irrumpió en España con la crisis, en particular con los desalojos (desahucios), como se señala en una nota de este blog.
Así, la Fundéu inauguró en el ámbito de la lengua española una tradición anglosajona, a la que se sumó la Redacción del diario catalán La Vanguardia, donde escrache fue nuevamente la ganadora en español y consulta se impuso como la palabra del año en catalán, en el marco de los esfuerzos independentistas de Cataluña.
Los editores del Diccionario de Oxford eligieron la palabra selfie, el retrato de uno mismo, generalmente con un teléfono o una cámara web, como el vocablo del año. Selfie ganó a otras palabras de moda en 2013, como twerk, en referencia a la danza de una manera sexualmente provocativa popularizada por la cantante Miley Cyrus en los MTV Video Music Awards de agosto pasado.
La alternativa más adecuada en español al término selfie es autofoto, según declara la Fundéu, que también incluyó la adaptación del anglicismo entre las candidatas a ser palabra del año. La autofoto de Obama durante la celebración del funeral de Nelson Mandela es uno de los últimos ejemplos más claros que ha supuesto la popularización de este término.
Ahora bien, ¿qué palabra hubiese sido elegida en Argentina? En principio, hay que tener en cuenta qué factores fueron los decisivos en la elección en cada caso. La Fundéu buscó una palabra que “tuviera cierto interés desde el punto de vista lingüístico, bien por su origen o por cómo está formada, y que haya estado en el primer plano de la actualidad en los últimos meses”, explicó su director general, Joaquín Muller. Selfie surgió sobre la base del aumento de un 17.000% en su uso en un año, según los editores del Diccionario de Oxford. Y La Vanguardia recurrió a un proceso simple: cada redactor del diario propuso las palabras, a su juicio, más significativas del año en las dos lenguas, español y catalán.
Sobre esa base, es fácil llegar a un resultado. La prensa argentina abordó el tema el año pasado como nunca antes, en especial el porteño Página/12, debido a la cantidad de casos de violencia de género que salieron a la luz. En Corrientes, sin ir más lejos, hubo uno que provocó una gran conmoción: el caso de Elizabeth Verón, que agonizó durante días tras haber sido golpeada por su esposo.
La palabra es feminicidio. Esta forma, distinta de femicidio, es la recomendada por la Fundéu y las leyes de varios países y las resoluciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que definen feminicidio como el ‘homicidio de mujer por razones de género’.
A través de Twitter (@RAEconsultas), la Real Academia Española (RAE) anunció que la palabra está incluida en la nueva edición del DRAE, la 23.ª, que saldrá este año.
Al igual que en otros casos, aquí el sufijo –cidio significa ‘acción de matar’, como en filicidio (‘muerte dada por un padre o una madre a su propio hijo’), suicidio (‘acción y efecto de suicidarse’), homicidio (‘muerte causada a una persona por otra’) y, de igual modo, matricidio (‘acción de matar a la propia madre’), parricidio (‘muerte dada a un pariente próximo, especialmente al padre o la madre’), fratricidio (‘muerte dada por alguien a su propio hermano’).
Es decir que el femicidio es la acción de dar muerte a una mujer, independientemente de que el autor sea un hombre y sin destacar las relaciones de género ni la violencia machista ni las acciones u omisiones del Estado.
En cambio, el feminicidio designa el asesinato de una mujer por su condición de género, es decir tomando en cuenta todos los elementos de la relación inequitativa entre los sexos: la superioridad genérica del hombre frente a la subordinación genérica de la mujer, la misoginia, el control y el sexismo, y la inacción del Estado.
En el ámbito jurídico, las cosas se complican. En la Argentina, a fines de 2012, el Congreso aprobó una ley que castiga con perpetua los crímenes considerados de género, que incluye a mujeres y transexuales. Se la conoce como ley de femicidio.
El término femicidio está relacionado con Gendercide o genericidio, que fue utilizado por Mary Anne Warren en 1985, en su obra Gendercide: The Implications of Sex Selection, un neologismo que se refiere a la matanza sistemática de los miembros de un determinado sexo.
Diana Russell, en una conferencia en Bruselas, en 1976, definió el femicidio como ‘el asesinato de mujeres realizado por hombres motivado por odio, desprecio, placer o un sentido de propiedad de las mujeres’, y más tarde, en 1992, junto a Hill Radford, como ‘el asesinato misógino de mujeres cometido por hombres’.
Marcela Lagarde, autora de Una mirada feminista en el umbral del milenio (Universidad Nacional de Costa Rica), dice que hay feminicidio cuando concurren, “de manera criminal, el silencio, la omisión, la negligencia y la colusión de autoridades encargadas de prevenir y erradicar estos crímenes. Hay feminicidio cuando el Estado no da garantías a las mujeres y no crea condiciones de seguridad para sus vidas en la comunidad, en la casa, ni en los espacios de trabajo de tránsito o de esparcimiento. Más aún, cuando las autoridades no realizan con eficiencia sus funciones”.
Lagarde distingue el feminicidio íntimo del feminicidio público. El primero se refiere a las muertes de mujeres que ocurren en el ámbito privado provocadas por parejas, exparejas, convivientes o compañeros íntimos y se asocian a antecedentes de violencia doméstica, es decir, aquellos homicidios basados en relaciones de poder entre hombres y mujeres y, por lo tanto, se pueden prevenir. Y el segundo, que puede darse luego de la violación de una mujer por parte de un extraño, el asesinato de una trabajadora sexual a manos de un cliente, la muerte de mujeres en conflictos armados o contextos de represión militar o policial.
Asimismo, es posible identificar el feminicidio masivo, por el que se entiende la muerte masiva de mujeres, niñas y adolescentes, resultado de conductas de poder y dominación,  cuyos efectos operan como mecanismo de control social de las mujeres para mantener el statu quo patriarcal.

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