▪ La 23.ª edición del DRAE saldrá en 2014, con casi 22.000 cambios, entre adiciones, supresiones y enmiendas. ¿Reflejan acaso estos los nuevos paradigmas sociales y culturales?
20.12.13
¿Habrá menos sexismo en el nuevo Diccionario?
▪ La 23.ª edición del DRAE saldrá en 2014, con casi 22.000 cambios, entre adiciones, supresiones y enmiendas. ¿Reflejan acaso estos los nuevos paradigmas sociales y culturales?
-Huérfano.
Dicho de una persona de menor edad: a quien se le han muerto el padre y la
madre o uno de los dos, especialmente el padre.
-Gozar.
Conocer carnalmente a una mujer.
-Femenino.
Débil, endeble.
-Masculino.
Varonil, enérgico.
-Padre.
Varón o macho que ha engendrado. / Cabeza de una descendencia, familia o
pueblo. / Padre de familia: jefe de una familia aunque no tenga hijos.
-Madre.
Hembra que ha parido. / Madre de familia: mujer casada o viuda, cabeza de su
casa.
Algunas
acepciones como estas, de sesgo claramente sexista, serán modificadas y otras
se mantendrán pese a todo en la 23.ª edición del Diccionario de la lengua española, que saldrá en 2014. En otros
casos, como en matrimonio, sí incluirá
la acepción de ‘unión de dos personas del mismo sexo, concertada mediante
ciertos ritos o formalidades legales, para establecer y mantener una comunidad
de vida e intereses’.
El
nuevo Diccionario tendrá casi 93.000
entradas, 5.000 más que la 22.ª edición y, pese a que aun hay gente que se
resiste a admitirlo, se incorporan enmiendas en los nombres de profesiones o
actividades que desempeñan mujeres. Así como la mujer que ejerce la enfermería
es enfermera, la que ocupa la
presidencia (de un país o de una institución) es presidenta.
“Se
trata de que el Diccionario sea mejor,
no menos machista, sino de que lo que diga sea verdad. Parece que solo actuamos
a instancias de parte y no es así… no se cambia por protestas, sino porque no
es verdad. Lo que no se puede pretender es cambiar la realidad a través del Diccionario. Si la sociedad es machista,
el Diccionario la reflejará. Cuando
cambia la sociedad, cambia el Diccionario”,
dice Pedro Álvarez de Miranda, académico y lexicógrafo, que está al frente de
la revisión del DRAE.
Sin
embargo, Eulalia Lledó, una catedrática de Lengua y Literatura que lleva años
investigando los sesgos sexistas en el lenguaje, opina que la Real Academia
Española (RAE) es refractaria a incorporar usos igualitarios que están en la
calle. “El DRAE está a años luz de la sociedad. Arrastra una inercia que parece
que les gusta. Una de las misiones del Diccionario
es reflejar la realidad. Si lees las definiciones de madre, padre o huérfano verás que no la reflejan. El
androcentrismo y el sexismo son tópicos que contravienen la realidad”, dice
Lledó en un artículo que firma Tereixa Constenla, en El País.
En
1992, la RAE publicó la 22.ª edición del Diccionario
“sin enmendar ninguna de las definiciones que la realidad estaba sobrepasando a
toda prisa”, como “gozar (‘conocer carnalmente a una mujer’), que había
figurado en la versión de 1780 (‘gozar de una muger: tener congreso carnal con ella, consintiendo ella o
padeciendo violencia’) y luego desaparecido. Y aunque en su haber figuraron
entradas como jueza, concejala o machismo, siguió resistiéndose a incluir médica. Un término con una extraña
evolución: se registra en el canon lexicográfico de 1925 (‘mujer que se halla
legalmente autorizada para profesar y ejercer la medicina’) y se destierra de
ediciones posteriores hasta 2001”, cuenta Constenla.
Justo
en el siglo en que se consagran los derechos de la mujer como un pilar básico
de las sociedades modernas, el XX, el Diccionario
incorpora acepciones que proclaman el sometimiento de las mujeres, como ocurre
con huérfano. Hasta la versión de
1925, la definición es impecable y mantiene con mínimos matices la introducida
en el siglo XVIII por los primeros redactores: ‘la persona que ya no tiene
padre, o madre, o le falta uno y otro’. Es en el siglo XX cuando se añade:
‘especialmente el padre’.
El
sexismo del lenguaje comenzó a combatirse a nivel internacional en la primera
Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en México en 1975. Pero, como
advierte Constenla, no es un problema exclusivo de las lenguas latinas. En
inglés, por ejemplo, la palabra fireman
(bombero), gestada a partir de la palabra man
(hombre), fue sustituida por el integrador firefighter
tras presiones de movimientos femenistas, cita Deborah Cameron, profesora de
Lengua y Comunicación en la Universidad de Oxford.
Del
mismo modo, en los congresos ya no se usa término chairman, sino chairperson, o,
mejor aun, chairman o chairwoman, y se suprimió la distinción entre Miss y Mrs,
como ocurrió en el español con señorita y señora. Ahora se usa Ms. para las
mujeres, cuenta Inés Alberdi, socióloga española.
Hace
unos días, durante la presentación del libro El buen uso del español, y ante unos 300 jóvenes, el director de la RAE, José Manuel Blecua, dijo respecto de los cambios en el DRAE: “Una sociedad
antiesclavista de Uruguay nos ha pedido que quitemos la expresión trabajar como un negro. ¿Para qué? ¿Para
poner trabajar como un chino? Hay que
tomarse las cosas con más calma y relativismo. Las sociedades no se modifican
desde el léxico. Si vivimos, como decían los marxistas, en la contradicción,
tenemos que asumir esa contradicción. El diccionario no es un remediador social
y querer que lo sea es una utopía”.
Es
cierto, habrá contradicciones. Así como se incorporan términos como blog y chatear, provenientes del ámbito de la informática, se mantienen
otros antiguos, como cocinilla, que
es el ‘hombre que se entromete en cosas,
especialmente domésticas, que no son de su incumbencia’, y cortesana, que, además de dama de la corte, es ‘mujer de costumbres
libres’. ¿Acaso las cuestiones domésticas son ajenas a los hombres? ¿Por qué el
cortesano es ‘palaciego que servía al rey en la corte’, sin que importen sus
costumbres?
El nuevo DRAE incorpora casi 22.000 cambios, entre adiciones, supresiones y enmiendas. Lo discutible es si estos reflejan
suficientemente los nuevos paradigmas sociales y culturales. Por ejemplo,
tomemos el caso de la palabra puto,
que en la Argentina sigue usándose para referirse, despectivamente, al hombre
homosexual, y puta, a una prostituta.
La mujer homosexual no es puta, es lesbiana.
En la
edición actual del Diccionario hay
una entrada para puta con la acepción
de prostituta y otra doble, puto, a,
donde el femenino es adjetivo que se usa como calificación denigratoria (Me quedé en la puta calle) y para
ponderar (Ha vuelto a ganar. ¡Qué puta
suerte tiene!). Y el masculino, como ‘hombre que tiene concúbito (coito) con
persona de su sexo’.
Para
la 23.ª edición, la enmienda propone el lema doble: puto, ta: sodomita (que
practica sodomía, es decir el coito anal), prostituto (que mantiene relaciones
sexuales a cambio de dinero). Y agrega que puto
se puede emplear también para enfatizar la ausencia o la escasez de algo. No tengo un puto centavo.
Ahora
bien, según el Diccionario de
americanismos, puto es ‘aficionado a tener relaciones sexuales con
mujeres’. Se usa con ese sentido en Guatemala, Nicaragua, Costa Rica, República
Dominicana, Puerto Rico, Ecuador, Perú, Bolivia y Chile. En Bolivia y Venezuela
significa además ‘hombre que frecuentemente mantiene relaciones con prostitutas’
y en Chile es también proxeneta.
En
definitiva, las cosas son como dijo Cameron en aquel artículo sobre el sexismo
del inglés: “Las instituciones pueden legislar sobre el lenguaje, pero las
reformas solo funcionan si la mayoría de los hablantes las aceptan. La gente
nunca consulta a las autoridades antes de abrir la boca”.
Con
todo, Blecua opinó que la acepción de sexo débil para femenino “podría estar
cerca” de marcarse como poco usada, pero en la próxima versión del Diccionario saldrá sin marca y se
conservarán las acepciones de sexo débil como “conjunto de las mujeres” y sexo
fuerte o feo como “conjunto de los hombres”, siguiendo la línea de belleza
androcéntrica.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Novedades
La Universidad de Lomonósov de Moscú publica una nota de este blog. Es el texto publicado en el diario La República y que en Vademécum se titula Boludear.
La Fundéu publica una nota de este blog. Reproduce el texto publicado en el diario La República y que en Vademécum se titula Boludear.
La RAE bendice el matrimonio homosexual. El País.
La Fundéu publica una nota de este blog. Reproduce el texto publicado en el diario La República y que en Vademécum se titula Boludear.
La RAE bendice el matrimonio homosexual. El País.
Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer. La RAE decidió llamar la atención a las guías de lenguaje no sexista publicadas en los últimos años por diversas instituciones. El País.
Lecturas
Villanía léxica. Un atento lector sugirió que “retire” de mi vocabulario el término discapacitado y en su lugar use “personas con discapacidad” o “funcionalmente diversas”. Pues no, lo lamento. Javier Marías.
La ortografía se dobla, pero no se rompe. Silvina Friera.
Espaguetis y talibanes. Magí Camps.
¿Pero que le estáis haciendo a mis palabras? Federico Romero.
El uso sexista del lenguaje. Atenea Acevedo.
¿Es la lengua un órgano sexual? Lucila Castro.
El subjuntivo, un enfermo que resiste. Lucila Castro.
Curiosidades
¿Qué es la nectarina? Para la Real Academia Española, esta fruta de verano resulta del injerto del ciruelo y el melocotonero. Para los expertos, es un error, ya que se trata de una variedad del melocotón. Por este motivo, la Universidad Miguel Hernández de Elche solicitó a la Real Academia Española (RAE) que se cambie la definición de la palabra en el diccionario. Fuente: El País.
No hay comentarios:
Publicar un comentario