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18.2.14

Las cosas por su nombre

El título del diario Perfil que amonestó @silvinamarq.

 En Facebook, advierten que gremio no es lo mismo que sindicato. En Twitter, amonestan un título del diario Perfil por una grave falta ortográfica. Una palabra rioplatense rescatada del olvido por un funcionario nacional.

Cada tanto aparecen cosas interesantes en las redes sociales. En Facebook, ina.lomazzi escribe con tono admonitorio: “A ver si nos entendemos de una buena vez y llamamos las cosas por su nombre:
-gremio.
(Del lat. gremĭum).
1. m. Corporación formada por los maestros, oficiales y aprendices de una misma profesión u oficio, regida por ordenanzas o estatutos especiales.
2. m. Conjunto de personas que tienen un mismo ejercicio, profesión o estado social.
-sindicato.
1. m. Asociación de trabajadores constituida para la defensa y promoción de intereses profesionales, económicos o sociales de sus miembros”.
La distinción es válida. En el blog Vademécum hay una entrada sobre el tema, donde se señala que, más allá de que redactores y editores insistan en usarlos como tales, gremio y sindicato no son sinónimos.
María Moliner, en su Diccionario de uso del español, ofrece una clara definición de gremio: ‘Ahora, salvo en algunas denominaciones particulares, el nombre no designa una organización, sino un conjunto o una clase de personas que se dedican a la misma profesión: El gremio de hosteleros’.
Según el Diccionario, sindicato es la ‘asociación de trabajadores para la defensa y promoción de sus intereses’. Y Moliner, lo define así: ‘Organismo formado por personas de la misma profesión, particularmente de obreros, para la defensa de sus intereses económicos’.
La distinción parece clara. Un gremio puede tener varios sindicatos. Por ejemplo, UDA, Sadop y AMET son las organizaciones constituidas para defender y promover los intereses del gremio docente. De este modo, es más apropiado: Cuatro de los cinco sindicatos docentes nacionales iniciarán el ciclo lectivo 2013 con un paro total de actividades de 24 horas.
En Twitter, @silvinamarq publica una fotografía de una página del diario Perfil, donde se lee: El gobernador Urribarri dijo que irá “por más”, pero alagó al Gobierno.
El tuit dice: Sigan despidiendo correctores. Advierte así la grave falta ortográfica de escribir *alagó y no halagó, como corresponde, en uno de los diarios más leídos del país. Se sabe que en Perfil, que dirige Jorge Fontevecchia, pululan los conflictos laborales de toda índole. Las consecuencias están a la vista.
Alagar es ‘llenar de lagos o de charcos’ y halagar, ‘dar a alguien muestras de afecto o rendimiento con palabras o acciones que puedan serle gratas’, ‘adular o decir a alguien interesadamente cosas que le agraden’.
En la edición digital de La Nación, Graciela Melgarejo destaca el uso, “con singular precisión”, de la palabra amarrocar por parte del jefe de Gabinete, Jorge Capitanich.
Hace poco, el funcionario nacional había acusado a productores agropecuarios de “amarrocar” las cosechas. Amarrocar, según el Diccionario de americanismos, es, en Argentina y Uruguay, ‘reunir y guardar alguien con avaricia dinero u objetos de valor’.
“Independientemente de que se esté de acuerdo o no con lo que dijo el ministro de ministros –muchos no lo están–, fue grato oír esa rotunda vibración de la erre en una palabra que tiene para los hablantes argentinos una historia larga y compleja”, escribe Melgarejo. 

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