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22.1.15

Se parecen, pero no son lo mismo



Género y sexo. | Fotos: Corbis.

 No faltan los que infieren que, si se puede decir presidenta, debe usarse el masculino *periodisto. La distinción entre género y sexo.     

“Y tú como *periodisto que eres, ¿qué opinas?” Es el comentario que dejó un lector en la entrada Por qué una fiscal puede ser también fiscala, en referencia al uso cada vez más extendido del femenino de sustantivos de una sola terminación, como presidente, concejal, intendente, que desarrollaron las formas presidenta, concejala, intendenta.  
El mensaje es: si se puede decir presidenta, concejala, intendenta y fiscala, por qué no decir *periodisto como masculino de periodista. La respuesta es sencillamente no, por lo siguiente:
1.      El hecho de que, por factores extralingüísticos, se haya impuesto el uso del femenino en sustantivos relacionados con actividades antes ejercidas solamente por los varones (concejala, intendenta, presidenta) no implica que todos los sustantivos comunes en cuanto a género deban desarrollar la forma terminada en -a.
2.      No todas las palabras que aluden a actividades, oficios o profesiones terminadas en -a corresponden al sexo femenino ni todas las terminadas en -o, al masculino. Periodista, publicista, electricista, telefonista, artista, oculista, pediatra, atleta terminan en -a pero son sustantivos comunes en cuanto género. La distinción entre personas de sexo masculino y femenino se señala con artículos determinados o indeterminados, adjetivos y pronombres: la atleta, el pediatra, un electricista. Perito es común a los dos géneros: el/la perito. Por lo tanto, el masculino de atleta no es *atleto. Hay excepciones, claro está: modista, un oficio mayoritariamente femenino, desarrolló la forma masculina en -o para los varones. Es “algo totalmente anómalo en la morfología del español”, pero muy extendido en el uso. 
3.      El género de los sustantivos es una propiedad gramatical sin conexión con el sexo biológico y la terminación no siempre evidencia si es masculino o femenino. Así, hay palabras femeninas terminadas en -o: la mano, la moto, la foto. Y hay palabras del género masculino terminadas en -a: el papa, el planeta, el sistema, el mapa. En algunos nombres que designan personas, el género da información sobre el sexo: niño/niña, actor/actriz, abuelo/abuela, profesor/profesora. El cambio de género, que coincide con el sexo, se marca con las desinencias -a, -esa, -isa, -ina, -triz.
4.      Está el caso de los epicenos, esto es los sustantivos pertenecientes a la clase de los animados que, con un solo género gramatical, pueden designar seres de uno y otro sexo: pantera, lince, víctima, personaje. Aquí, no hay distinción con el artículo: es la pantera para el macho y la hembra; es la víctima, aun cuando sea un hombre, y es el personaje, aun cuando sea mujer. Del mismo modo que el búho y el lince designan al macho y a la hembra.

Álex Grijelmo escribe que “la vida y la gramática se parecen pero no son lo mismo” y señala: “Los sexos biológicos son dos, pero los géneros, tres (masculino, femenino y neutro)”.  
“Una cebra mantiene su género femenino aunque se trate de un macho. Lo mismo sucede con una ballena, una ardilla o una jirafa. En cambio, el topo puede ser una hembra, igual que un moscón o un ratón”, explica.
En un artículo titulado Chascarrillos gramaticales, Grijelmo destaca que “las palabras terminadas en -o tienden a ser masculinas; y las que acaban en -a, femeninas; pero existen transgenéricos: ‘la mano’, ‘el día’, ‘el mapa’, ‘la radio’, ‘el programa’, ‘el pediatra’, ‘el guardia’, ‘el atleta’, ‘la contralto’, ‘la soprano’….
Y, para quitarle solemnidad a la cuestión, aporta algunos desaforismos para aficionados a los juegos lingüísticos:

-Una rata dura más tiempo que un rato.
-Un problema de “sintaxis” también se da cuando no hay huelgas del transporte.
-Pensar no es un verbo reflexivo.
-Agacharse sí que es un verbo reflexivo, pero debería clasificarse como flexivo.
-En una oración, los elementos apuestos no tienen por qué ser muy atractivos.
-La negación de positivo es impositivo.
-Si usamos más los verbos imperativos para rogar, deberían llamarse rogativos.
-El sujeto agente no es necesariamente un guardia.
-En la oración “el policía detuvo al ladrón”, el sujeto es dos veces agente.
-En la oración “el enfermo fue operado ayer”, el sujeto es dos veces paciente.
-La voz pasiva es un verbo transitivo que se ha mirado al espejo.
-La palabra “telefónica” no tiene prefijos.
-La oración “hoy ha hecho un día muy frío y lluvioso” se construye sobre un tiempo perfecto.
-Los accidentes gramaticales son todos muy previsibles.
-El acusativo no depende jerárquicamente del fiscal general del Estado.
-¿Por qué copular no es un verbo copulativo?

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