La Ortografía de la lengua española (2010)
dice que la forma castellanizada del latinismo quorum es cuórum. El Diccionario
en línea registra cuórum y remite a quorum, que proviene del latín quorum
[praesentia suffĭcit] ‘cuya presencia es suficiente’.
1. m. Número de individuos necesario para
que un cuerpo deliberante tome ciertos acuerdos.
2. m. Proporción de votos favorables para
que haya acuerdo.
Si se prefiere usar el latinismo, debe
escribirse sin tilde y con resalte tipográfico, como lo hace actualmente el
diario La Nación, que se edita en la ciudad de Buenos Aires.
La Fundeú Argentina recomendó recientemente el uso de quorum. La forma cuórum (plural cuórums) es la adaptación adecuada al
español del latinismo quorum, y no quórum, tal como indica la última Ortografía
de la lengua española.
Con motivo de la votación del proyecto de reforma previsional en la Cámara de
Diputados del Congreso de la Nación Argentina, en los medios de comunicación
encontramos frases como Reforma previsional: por qué la clave está en el
quórum, Para alcanzar el quórum, de 129, y habilitar el comienzo de la sesión,
Cambiemos cuenta con el compromiso del Bloque Justicialista o El primer
escollo para el oficialismo es reunir el quórum de 129 legisladores.
Así, en los ejemplos anteriores habría sido más apropiado escribir: Reforma
previsional: por qué la clave está en el cuórum (o quorum), Para alcanzar el
cuórum (o quorum), de 129, y habilitar el comienzo de la sesión, Cambiemos
cuenta con el compromiso del Bloque Justicialista o El primer escollo para el
oficialismo es reunir el cuórum (o quorum) de 129 legisladores.
El cambio no ha sido totalmente acogido en
la prensa, en la mayoría de los casos por simple desconocimiento de la nueva
normativa ortográfica. Si no se puede distinguir entre embestir e investir,
difícilmente haya competencia en la prensa local para escrutar la nueva
ortografía.
Ahora bien, ¿por qué en la castellanización
la c debe reemplazar a la q? Para la Real Academia Española (RAE), en el
sistema ortográfico del español, la letra q solo tiene uso como elemento
integrante del dígrafo qu para representar el fonema /k/ ante las vocales e, i
(queso [késo], quién [kién]). Este mismo fonema se representa, en el resto de
posiciones, con la letra c (canguro [kangúro], corto [kórto], cuenta [kuénta],
acné [akné], tictac [tikták]), aunque en préstamos de otras lenguas también
puede aparecer representado por la letra k en cualquier posición (karaoke
[karaoke], kilo [kílo], koala [koála], kurdo [kúrdo], búnker [búnker], anorak
[anorak]).
Es, por lo tanto, ajeno a la ortografía del
español el empleo de la letra q como grafema independiente, con valor fónico
autónomo. Por ello, los préstamos de otras lenguas, sean latinismos o
extranjerismos, cuya grafía etimológica incluya una q que por sí sola
represente el fonema /k/, si se adaptan al español, deben sustituir esa q por
las grafías propias de la ortografía española para representar dicho fonema. En
aplicación de esta norma, voces inglesas como quark o quasar, o latinas como
quorum o exequatur, deben escribirse en español cuark, cuásar, cuórum y
execuátur. En caso de mantener las grafías etimológicas con q, estas voces han
de considerarse extranjerismos o latinismos crudos (no adaptados) y escribirse,
por ello, en cursiva y sin tilde.
Aunque en el ámbito de los nombres propios
(antropónimos y topónimos) es frecuente el uso de grafías originarias no
adaptadas o –si los nombres provienen de lenguas que emplean otro alfabeto u
otro sistema de escritura, como el árabe, el hebreo o el chino– de
transliteraciones de las grafías originarias al alfabeto latino, sin
adaptaciones ulteriores, en el caso de los topónimos mayores, como son los
nombres de países, es conveniente usar grafías plenamente adaptadas a la
ortografía del español.
Por ello, aplicando la misma norma que para
los nombres comunes, se recomienda emplear con preferencia las grafías Catar e
Irak para los nombres de esos dos países árabes, mejor que Qatar e Iraq,
transcripciones de los originales árabes que presentan un uso de la q ajeno al
sistema ortográfico del español.
El desarrollo de las siglas
La Fundéu Argentina aclaró que
el desarrollo de la sigla DNU, decreto de necesidad y urgencia, se escribe con
iniciales minúsculas en todas sus palabras.
Con motivo del proyecto de reforma previsional argentina, en la prensa escrita
se encuentran frases como La intención del presidente es firmar un Decreto de
Necesidad y Urgencia (DNU) para sancionar los cambios o El presidente Mauricio
Macri ordenó esta tarde preparar un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) para
poner en marcha por esa vía la reforma previsional.
Según la Ortografía de la lengua española, una sigla es un “signo lingüístico
formado generalmente con las letras iniciales de cada uno de los términos que
integran una expresión compleja”. Las siglas se escriben sin puntos
abreviativos, con letras en mayúscula y sin tilde (a excepción de los
acrónimos). El plural no se marca gráficamente con la s, que sí es adecuado
pronunciar en el lenguaje oral, así es que lo apropiado es escribir las ONG, no
las ONGs ni el calco del inglés las ONG’s.
Cuando se trata de un nombre propio, el desarrollo de las siglas se escribe en
mayúsculas (Organización de las Naciones Unidas, a partir de ONU), mientras que
si es un nombre común, como en el caso de decreto de necesidad y urgencia, el
desarrollo de la sigla se escribe con minúscula, aun en los casos en que
acompaña a la sigla.
Así, en los ejemplos anteriores lo adecuado hubiera sido escribir La intención
del presidente es firmar un decreto de necesidad y urgencia (DNU) para
sancionar los cambios y El presidente Mauricio Macri ordenó esta tarde preparar
un decreto de necesidad y urgencia (DNU) para poner en marcha por esa vía la
reforma previsional.
Es el mismo caso de DNI, cuyo desarrollo es documento nacional de identidad. No
se pluraliza: los DNI.
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