Tres jóvenes que constantemente rondaban las calles Lugo
y Madrid, sector La Floresta, en Quito (Ecuador), encontraron algo que les perturbaba: una nota
de amor escrita en el muro de una casa, con errores de ortografía y puntuación.
Con la corrección de esa declaración, surgió Acción Ortográfica Quito, una
iniciativa que se expandió a otras ciudades como Guayaquil y Madrid.
Una vez que corrigieron esa pintada, se dieron cuenta de
que la ciudad estaba llena de grafitis mal escritos. “Decidimos emprender esta
tarea por una sociedad libre de faltas ortográficas”, dice Cris P. Conscientes
de que su actividad podría ser sancionada, Acción Ortográfica Quito actúa en la
noche, pues, de acuerdo con el artículo 393 del Nuevo Código Orgánico Integral
Penal (COIP), se les podría sancionar con trabajo comunitario o privación de
libertad por entre uno y cinco días. El artículo establece además que la
persona responsable de los daños está obligada a repararlos.
Los miembros de Acción Ortográfica Quito son treintañeros
y se autodefinen como “héroes anónimos combatiendo el vandalismo ortográfico”.
Dos de ellos son diseñadores gráficos y el otro es abogado ambientalista. Y los
tres, hastiados de los horrores ortográficos en los grafitis, decidieron
actuar. Se armaron de un spray rojo
para resaltar las correcciones. Como muestra de su paso, dejan siempre su
impronta hecha con un esténcil: Acción Ortográfica Quito, describe Soraya Constante en el diario español El País.
Ya han perdido la cuenta de las intervenciones que han
hecho. Empezaron en noviembre pasado, en el barrio que más frecuentan los tres:
la Floresta, al norte de la capital ecuatoriana. Luego fueron a otros sectores,
siguiendo el rastro de los grafitis mal escritos.
Las intervenciones de Acción Ortográfica llegaron a
viralizarse. “La gente había estado tomando fotos de las correcciones que
habíamos hecho y tuiteando, pero para nosotros solo era un pasatiempo, era
jugar con el arte urbano. Nos parecía una ironía poner orden en una cosa
anárquica como es el grafiti”, dijo uno de los activistas del buen uso del
idioma.
El “brazo armado” de la RAE
Los felicitaron personas de todo el mundo, muchas de
ellas profesores de gramática, pero que les llamó la atención que la gente en
España se toma muy en serio su idea. “Nos tratan como si fuéramos el brazo
armado de la Real Academia Española (RAE)”, bromea.
Ahora que los chicos saben que su idea atrae a los medios,
quieren iniciar una campaña global para rescatar el castellano. “No sabía que
esto sucedía”, dice la directora de la
Academia Ecuatoriana de la Lengua (AEL), Susana Cordero, al ser consultada
sobre el particular. La académica, sin embargo, valora la acción ortográfica
como “estupenda” y añade que en Ecuador el insulto a la lengua castellana no
solo está en las paredes y menciona que la publicidad deja mucho que desear.
Según la nota de El
Comercio, Susana Puente, de 75 años, es la dueña de la casa en la que
Acción Ortográfica realizó su primera corrección. Vive allí desde mediados de
los 70 y cuenta que ese muro de su casa siempre fue grafiteado. Cuando apareció
la frase con las faltas, Puente asegura que se molestó, pero decidió dejarla
por un tiempo. Sin embargo, “cuando aparecieron las correcciones, dije ‘le voy
a dejar’ porque me pareció simpático, yo no sabía que estaban haciendo eso”,
cuenta, entre risas.
Con la viralización del proyecto, empezaron a emprender
la acción en redes sociales, cuenta Sammy S. En Twitter, por ejemplo, Acción
Ortográfica corrigió un tuit del presidente Rafael Correa enviado el pasado 10
de febrero, al que le faltaban tildes y signos de interrogación. También han
llamado la atención a la Oficina de Prensa del Municipio de Quito por errores
en sus tuits.
Ahora tienen en mente el muro de una iglesia donde los
fieles han expresado su gratitud a Dios: “Gracias diocito por tus vendiciones”,
se lee en la pared.
Si
una brigada como Acción Ortográfica irrumpiera en estas tierras, el trabajo
sería descomunal, quizá no tanto por los grafitis como por las señalizaciones de
las calles y los carteles de publicidad. Ni hablar de la prensa escrita, donde
hay para hacerse un festín.
No hay comentarios:
Publicar un comentario