▪Entre los términos más buscados en el DRAE en línea figuran Google y Facebook. Por ser nombres propios, no están registrados. Sin embargo, Curitas, Kleenex, Rimmel y Wi-Fi figuran como curita, clínex, rímel y wifi.
▪Canuto, dealer, mula, porro, tuca forman parte del lenguaje del mundo del comercio y el consumo de sustancias ilegales y otras no tanto. Son términos de jerga, préstamos, metáforas, juegos de palabras.
▪Estulticia, cultipicaña, clinero, vagido... Aunque no nos suenen familiares, son algunos de los 500 términos que Miguel Sosa recopiló tras haberse tropezado de niño con ínclito y ubérrimo. Lo que se escribe en la prensa.
▪Más de 50 palabras en español sirven para llamar prostituta a las mujeres. Sin embargo, los mismos términos en masculino destacan cualidades positivas. El lenguaje machista.
Un taller en México ofrece desponchadora. | El País.
▪Carro, auto, máquina, coche son variantes regionales de una misma palabra, automóvil, a la que el mundo hispanoparlante reconoce sin problemas. Sobre esa base, existe un proyecto de un diccionario del español universal.
▪El plural de las palabras terminadas en -z, un parque cuyo nombre desconcierta, un dirigente político con seguidores que no le corresponden y el ex- que sigue sin adecuarse a la regla.
▪La adaptación al español del anglicismo selfie fue la elegida por la Fundéu. Si bien había recomendado usar autofoto, la Fundación consideró la forma adaptaba ante el uso abrumador de la voz inglesa.