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2.12.16

Qué es la posverdad, la palabra de 2016




















 El neologismo incorporado por el Diccionario de Oxford busca explicar fenómenos como el triunfo de Trump.  

Posverdad. Es la palabra de 2016 para el Diccionario de Oxford. El término post-truth significa: “que denota circunstancias en las cuales los hechos objetivos influyen menos en la formación de la opinión pública que los llamamientos a la emoción y a la creencia personal”.
¿Qué quiere decir eso?  “Es una manera de describir el contratiempo y hasta la conmoción que han supuesto el Brexit o la victoria de Donald Trump. Dos posverdades en la medida en que una y otra noticia han sobrepasado cualquier expectativa ortodoxa o racional, reflejando por añadidura la miopía de la clase política en sus iniciativas plebiscitarias o el escaso predicamento de los medios informativos convencionales en su esfuerzo de sensatez editorial”, escribe Rubén Amón en el diario español El País.
“Es una verdad que Trump ha ganado las elecciones. Y es también una posverdad o una metaverdad, precisamente porque no se hubiera producido sin las variables de la emoción, de la creencia o de la superstición”, dice.
“Se diría que el Diccionario Oxford necesita verbalizar las conmociones políticas del año. Ninguna tan gruesa como la derrota de Hillary Clinton, aunque la sorpresa ya presentaba los antecedentes de la salida de Reino Unido de la UE o del fracaso del referéndum de las FARC en Colombia”, completa.
Amón explica que “la concepción del neologismo, entre otros argumentos, proviene de un editorial publicado en The Economist que ya insinuaba el desenlace de las elecciones americanas a propósito de la emoción. «Donald Trump es el máximo exponente de la política ‘posverdad’, (...) una confianza en afirmaciones que se ‘sienten verdad’ pero no se apoyan en la realidad»”.
Cuenta que “el uso regular del término proviene de un libro que el sociólogo norteamericano Ralph Keyes publicó en 2004: Post-truth. Se refería a las apelaciones a la emoción y a las prolongaciones sentimentales de la realidad, si bien fue un colega y compatriota suyo, Eric Alterman, quien revistió la idea de un valor político, tomando como ejemplo la manipulación que habría ejercido la Administración Bush a raíz del trauma del 11-S, precisamente porque una sociedad en situación de psicosis iba a resultar mucho más sensible y fértil a la inoculación de posverdades. Más aún cuando se trataba de restringir libertades o de emprender iniciativas militares, empezando por la posverdad de las armas de destrucción masiva”.
José A. Pérez Ledo, en un artículo para la agencia EFE, dice que el neologismo “pretende ilustrar por qué, de un tiempo a esta parte, la gente vota tan rematadamente mal. Hasta ahora, los hablantes de español nos habíamos arreglado bien sin esa palabra porque teníamos ‘idiota’. La riqueza semántica de este vocablo, idiota, es tal que lo mismo sirve como voz cariñosa que como explicación de un fenómeno político. Si, por ejemplo, es usted de izquierdas, basta (o bastaba) con considerar idiotas a todos los votantes” del Partido Popular (PP).
“En los últimos años, sin embargo, la corrección política le ha dado mala fama a esto de considerar idiotas a los que no piensan como uno. Y ahora la culpa de que voten mal no es ya de ellos, pobres, sino del ambiente, del entorno, del Zeitgeist”, opina.
“Sirvan de ejemplo los británicos que votaron a favor del Brexit. Hasta hace nada habrían sido unos meros idiotas, y con ese análisis nos habríamos conformado la mayoría. Ya no. Hoy son personas del todo respetables que han tenido la mala suerte de verse políticamente confundidas por los mensajes de la posverdad. Lo mismo les pasó a los colombianos que votaron en contra del proceso de paz. Y lo mismo le ha pasado a la mitad aproximada del pueblo estadounidense que ha llevado a Trump hasta la Casa Blanca”.
Post-truth se traduce al español como posverdad. El prefijo post- forma numerosos derivados en los que no solo añade el significado de ‘detrás’ o ‘después de’, sino que aporta la idea de que lo que queda atrás está, de algún modo, superado o que deja de ser lo relevante. Así funciona en algunos conceptos filosóficos, como posestructuralismo, y así aparece en algunas voces como posindustrial, que el Diccionario define como ‘relativo al período en el que la gran industria ha sido desplazada como sector predominante por la tecnología avanzada…’, explica la Fundación del Español Urgente (Fundéu).

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